lunes, 21 de abril de 2008

PAISAJE

Mi cielo es chapa.
Brilla el sol
no muy alto,
no muy solo,
no muy fuerte.

Con una tecla la noche es noche
y mis estrellas alargadas,
el aire es siempre el mismo,
el viento es viento quieto,
y las tormentas son mis tormentas.

A mi lado, el río de cemento inmóvil
sortea de cuatro patas las piedras.
En sus riberas, grises plantas florecen
algunas toscas, algunas cuadradas
y árboles no todos de madera,
con raíces todas de cobre.

Las montañas son iguales y blancas,
no hay cumbre, no hay nevada.
Una loma con baranda y un ojo en el horizonte,
ojo por donde veo pasar al mundo
que por aquí no pasa.
.

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