martes, 1 de abril de 2008

LA SOGA

He tensado la soga
hasta ver los primeros hilos cortarse.
No soy yo el loco ni valiente,
sólo obediente de un desquiciado amor
que me ordena, aunque más no sea
ganar unos milímetros de cariño,
como si sacara un vaso de agua
de la cubierta inundada
por las lágrimas de mi propia tormenta.

Este amor bandido,
me ha robado la mesura,
me ha llevado ciego
a beber de tu perfume
y desnuda mi embriaguez
produciéndome escalofríos.

Este mismo que se disfrazó de mago
sacando de la galera la soga
y me grito:

¡Ténsala!

Y la tensé,
sufriendo
dudando
pero con fuerza.

Estás del otro lado,
no me olvido,
pero solo obedezco órdenes
y debo traerte hacia mi,
para sentir tus latidos como míos
para a tus vencidos ojos
besarles la mirada,
y a tus manos lastimadas curarlas,
vendarlas con mi alma.

Espero que coincidas conmigo
en que esta vez,
única vez...
el amor ha tenido razón.

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